I
A Dios no le interesa si uno es humilde o grande.
Mientras escuche a Dios,
obedezca lo que Él ordena y confía,
pueda cooperar con Su obra,
Su plan y Su voluntad,
para que Su voluntad
y plan puedan continuar sin trabas.
Tal acción es digna de,
digna de la celebración de Dios,
y digna de recibir, recibir Su bendición.
II
Dios valora a tales personas,
y aprecia sus acciones,
y su corazón y afecto por Él.
Esta es la actitud de Dios.
Para que Su voluntad
y plan puedan continuar sin trabas.
Tal acción es digna de,
digna de la celebración de Dios,
y digna de recibir, recibir Su bendición.
De «La Palabra manifestada en carne»